Maillard es mi pastor, todo se me ha de dorar

Sobre los Palíndromos

¿Qué es un palíndromo?

Los palíndromos son palabras o frases que se leen de igual manera de izquierda a derecha que de derecha a izquierda. Algo así es lo que nos dice la RAE.

Hay alguna confusión entre palíndromos y capicúas. Capicúa (que viene del catalán para “cabeza y cola”) se utiliza exclusivamente en números cuyos dígitos se pueden leer de igual manera de izquierda a derecha que de derecha a izquierda, tales como 121, 1331, 14641, etc. Palíndromos, entonces es para texto, y capicúa es para números.

Comencemos con palabras simples, en el nombre de Alá.

Ana es un bonito nombre, y además es un palíndromo. Ana leído al revés, es Ana. No importa cómo la pongas, siempre será Ana. Ada es otro nombre femenino que es un palíndromo, además está asociado a la historia de la computación por Ada Lovelace.

Como Ana y Ada no están bien solas, necesitamos alguien que las acompañe. Quién mejor que León Noel para hacerle compañía a estas damas. Notemos que los acentos no se toman en cuenta a la hora de verificar si la o las palabras son palindrómicas. Juntos podrían llamar a su amiga Sara Varas, que como podemos reconocer, es también un nombre palindrómico. ¡Oh! hemos utilizado la palabra reconocer, que también es palindrómica.

Podemos imaginar que Ada nada, y que si bien Adán nada también, por desgracia, Ada con Adán, nada. Entonces al pobre Adán le queda claro que el elegido es León, no él. Quizá tenga que ver en el rechazo que Adán no calla con nada.

Hay lugares palindrómicos. Si estás en Chile puedes ir a Socos o a Lolol. En Bolivia, a Oruro, y en Argentina puedes tener la duda en Neuquén, que se escribe como palíndromo pero no se pronuncia como tal.

El aroma a mora nos lleva a pensar en vegetales: el ananá, la mezcla ananá-banana, en su escasez las limas a mil, y la disyuntiva de la hora del desayuno: o limón o Milo. No olvidemos que Ana lleva avellana, ni que ¡Ají, hija!, pide la madre. Recordemos también el antiguo proverbio que acabo de inventar: «Zapallo, a la olla paz» y que en caso de emergencia siempre se puede amar a la rama.

Los animales nos ayudan, aunque haya que atar a la rata,  o alimentarlos: dábale arroz a la zorra el abad, y la versión un poco más maliciosa: dábale arroz a la mala zorra el abad. Está también el Oso soso, el ave Eva, y esperamos que  su añar asuma la musaraña.

La religión no está exenta del atractivo, a veces mefistofélico, de los palíndromos. Comenzamos toda oración, incluso aquellos que puedan orar raro, con un –a menudo implícito– ¡Dios, oíd! Podemos entrever la influencia del maligno al enterarnos de que Satán sala las natas. Tenemos historias bíblicas no contadas también con la petición átale, demoníaco Caín, o me delata. Ya vimos como el abad dábale, y ahora nos enteramos de que Sor Rebeca hace berros y de que oirás orar a Rosario. También los no creyentes tienen su espacio. Recordemos que Ateo por Arabia iba raro poeta. En general –sin embargo– la gente expresa, al menos externamente, Amor a Roma, si bien está cada vez más de moda el “Yo soy

El sexo tiene sus palíndromos también: Amad a la dama, que puede o no estar ávida de dádiva, en cuyo caso no es amada dama sino a tu puta, la que probablemente haya conocido ene pene. En ese caso –si nos molesta– se le puede decir: «a ti no, bonita«. Si el amante lame mal o si la dama tiene motivos para decir “otro corto“ puede que la cosa no llegue a mayores. Si se está en un bote con una profesional se le puede decir “a remar, ramera”.

Para qué hablar de las noticias de políticos y empresarios. Siempre son robos y sobornos.

No deseo yo ese don.

[aa]

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