Corría 1995. Jenny me prestó el cassette de Les Luthiers Vol. 8, Cardoso en Gulevandia. Como suele ser el caso, es una buenísima producción con algunas obras mejores que otras. Literalmente lloraba de la risa con Añoralgias (Zamba Catástrofe). Lo que nos ocupa en este caso, sin embargo, es el primer acto de la ópera Cardoso en Gulevandia.

Es una ópera cantada en gulevache, idioma sospechosamente similar al castellano, que juega con la homofonía para sustituir palabras.

Desde ese momento, no hay palabra en paz en el idioma castellano, porque la sustitución anda suelta. Las palabras han cambiado, y cambiado y cambiado.

La impresora subió de status. Desde entonces es la impresionante. Los calcetines, por alguna magia verbal, ahora son los calcetáceos. Ya no cocinamos con alcaparras en casa, sino con alpatacancias. La lista podría seguir y seguir.

Lo curioso es que con Cardoso en Gulevandia ni siquiera me reí mucho. No encuentro que sea particularmente divertida. Lo que sí es, es fina, en el sentido de bien hecha y llena de detalles.

Es interesante que el impacto fuerte haya sido extra cómico, viniendo de un grupo supuestamente cómico.

¿A ti te pasó algo similar?