Después de La Botánica del Deseo, seguí con el autor y me leí El Dilema del Omnívoro: una historia natural de cuatro comidas. Pasó de ser un libro sobre plantas –dos de ellas comestibles– a ser derechamente un libro sobre comida. Es un libro más interesante, para mi que el anterior, sin desmerecerlo (los tulipanes no me interesan). En este libro se sigue la cadena alimenticia de cuatro comidas:
- Una comida de McDonald’s
- Una comida de alimentos orgánicos de supermercado
- Una comida de alimentos orgánicos de verdad
- Una comida en la que el autor cazó, recolecto o cosechó personalmente todo lo que se sirvió.
Vamos por partes:
McDonald’s
La comida del McDonald’s es, curiosamente, casi puro maíz, que es generosísimamente subvencionado por el gobierno de los Estados Unidos.
- Los pollos comen maíz subvencionados
- Las vacas comen maíz subvencionado, aunque están diseñadas por la evolución para comer pasto, lo que trae sus propios problemas.
- El maíz subvencionado, o la soya subvencionada, se convierten también en el aceite en que se fríen las papas
- El maíz se convierte en una miríada de productos y aditivos. Por ejemplo, la comida industrial en los EE.UU. usa comparativamente poca azúcar como endulzante, usa jarabe de maíz alto en fructosa
En resumen, un altísimo porcentaje del carbono ingerido en una comida de Mc Donald’s es carbono fijado del aire por el maíz, medido con espectroscopía de masas.
Aparte de la dependencia del maíz, y sus costos ocultos en subvenciones, están los otros problemas de los monocultivos y de la comida industrial: contaminación por pesticidas, abuso de productos químicos, contaminación del agua, uso de antibióticos en los animales, etc.
Otro tema es el consumo de petróleo implícito en este tipo de alimentación. La maquinaria industrial se mueve con petróleo, y el autor estima que por cada caloría de comida comprada en el McDonald’s se consumen 10 calorías de petróleo.
Otro tema más es la crueldad para con los animales. Los pobres bichos lo pasan pésimo… y después los matan en condiciones sumamente opacas. Los mataderos son consistentemente estrictos en no permitir testigos en sus operaciones. Hay excepciones, como un matadero citado que tiene paredes transparentes, pero es la excepción.
Orgánico Industrial
La comida orgánica es en gran parte verso.
Por supuesto tiene mejoras por sobre la comida industrial a secas, como el tema del abuso de productos químicos, pero sumando y restando es prácticamente la misma historia.
Aquí llegó el marketing para estrujar los términos hasta despojarlos de significados. Los pollos de corral (free range chickens en inglés) tienen técnicamente acceso a un patio minúsculo, pero no lo usan, etcétera.
El consumo de combustibles fósiles para llevar la comida rápido a sus puntos de distribución es alto en la comida orgánica industrial, lo que afecta la sustentabilidad de la misma.
En resumen, es mejor que ir al Mc Donald’s, pero lo que se compra es primero verso y segundo comida. Y no: no te hace una mejor persona.
Granja Orgánica
Para mi este fue el capítulo más interesante del libro. El autor fue a una «granja de pasto» en que se estableció un ciclo en el que todo afecta a todo:
- El bosque captura y dosifica la disponibilidad de agua y da cobijo a los pájaros que controlan a los insectos
- El pasto –que es la estrella del ecosistema– sirve de alimento a los pollos, pavos y vacas, que pastan en forma racional para potenciar el crecimiento del pasto y además lo fertilizan. El excremento de las vacas, al 4º día es rico en larvas de mosca que alimentan a los pollos (por lo que nunca llegan a haber muchas moscas), y así.
- Los desechos se hacen compost, incluyendo la práctica de fermentar maíz (que les encanta a los cerdos) dentro de la compostera, para que qdespués, al buscar el maíz, revuelven el compost.
- La matanza de pollos (es lo único que las leyes locales permiten matar en la granja) lo hacen ellos mismos en la forma más eficaz y humana posible. Los clientes pueden ver como matan a su pollo, si lo desean.
- La distribución de los productos es exclusivamente local.
La inteligencia aplicada en mantener esa granja es realmente motivante, y apunta a otro problema. La industria con sus promesas monetarias causa una fuga de cerebros del campo a la ciudad.
Cazador – Recolector
El capítulo final del libro trata de una comida creada exclusivamente con ingredientes cazados o recolectados (incluyendo cosecha del huerto del autor). Para ello:
- Se cazó un cerdo salvaje
- Se recolectaron hongos silvestres
- Se recolectaron y cosecharon vegetales diversos
- Se hizo pan con levadura silvestre (flotan en el aire, no hay que ir a cazar levadura)
El resultado fue una comida trabajadísima, pero que «paga la deuda kármica con la comida» en el sentido de estar totalmente consciente de qué se come y de dónde viene; un perfecto contrapunto a la cadena de ignorancia que es comer en el McDonald’s.
En resumen un libro bueno, interesante y que da alimento al pensamiento. Se recomienda con entusiasmo.
Mañana empiezo la dieta.
PD: Mentira.
Pilar
enero 8, 2013 — 3:48 am
Temas muy interesantes. Lo quiero leer.